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Experiencias pedagógicas de maestros y maestras

“Nuestra escuela: territorio de juego” Diseño de ambientes para el juego presimbólico en la Escuela Maternal

11/27/2020

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YESIKA JULIANA SILVA VALENCIA
XIOMARA ROJAS SÁNCHEZ
ERIKA LILIANA CRUZ VELÁSQUEZ

Introducción

​Con la intención de visibilizar la relación existente entre la consolidación de trabajos investigativos y la práctica pedagógica, surge el presente artículo que es el producto de la implementación de una propuesta pedagógica desarrollada durante el periodo comprendido entre los semestres 2017-I y 2018-I en la Escuela Maternal de la Universidad Pedagógica Nacional.
El interés por desarrollar la propuesta surgió en el marco de la práctica pedagógica, que tuvo lugar desde el periodo 2015-II. Los procesos de observación, escucha y registro adelantados en este escenario permitieron reconocer aquello que era propio de este, pero además plantear cuestionamientos alrededor del lugar del juego en la primera infancia.

Fue así como se consolidó la propuesta pedagógica denominada “Nuestra escuela: territorio de juego”, cuyo propósito fue el diseño de ambientes permanentes para el juego presimbólico, al encontrar en estos una posibilidad para resignificar y posicionar el juego en la cotidianidad de la institución, para facilitar la vivencia de experiencias enriquecidas de juego. Esto, dada la relevancia y vital importancia que tiene el juego en la primera infancia, y que debe tener un lugar privilegiado en los distintos escenarios que velan por el desarrollo integral de los niños.

Para desarrollarla se generó un acercamiento a las necesidades e intereses de los niños de la institución, quienes se encuentran entre los 4 meses y 4 años de edad. Sin embargo, de manera protagónica se involucraron los grupos de Conversadores e Independientes, al ser aquellos con los que se adelantaba la práctica pedagógica.

Con respecto al proceso y la configuración de la propuesta, se expondrán los siguientes apartados: ”La propuesta”, “Perspectivas teóricas”, ”Fases que consolidaron la propuesta”, “Análisis reflexivo” y “Conclusiones”.

La propuesta

La consolidación y el desarrollo de la propuesta pedagógica apuntaron a la resignificación y el posicionamiento del juego en la cotidianidad de la Escuela Maternal. Para esto se diseñaron y dispusieron cuatro espacios-instalación, que permitieron la vivencia de experiencias de juego desde la libertad y espontaneidad.

Para alcanzar dicho propósito, se orientó la propuesta bajo un enfoque pedagógico inspirado en los planteamientos de Malaguzzi, al considerar que su perspectiva abarcaba de manera amplia, potente e integral el lugar de los actores y elementos que consolidan el acto educativo. En concordancia con esta perspectiva, se consolidó una ruta metodológica por fases.

Para dar soporte a cada uno de estos planteamientos, se realizó una revisión detallada de distintos autores, que permitió crear una argumentación clara y fehaciente sobre las categorías principales de la propuesta.

Perspectivas teóricas

La relación entre la infancia y el juego y la multiplicidad de elementos que configuran y se desembocan en este último hacen que en los centros e instituciones de Educación Inicial se le otorgue un lugar en la propuesta curricular que se ajusta a las concepciones existentes sobre la infancia y el juego.

En este sentido, al ser conscientes de las necesidades, los intereses y las formas en que los niños se acercan al mundo que los rodea, es posible posicionar al juego y a otras manifestaciones en un lugar
privilegiado y de vital importancia.

El juego
Al concebir el juego como una experiencia libre y espontánea, con valor en sí misma y en la que es posible reconocerse como sujeto individual, social y perteneciente a una cultura, se les otorga protagonismo a los niños; a sus particularidades, intereses y experiencias a través de su propia voz.

Aunque el juego no requiere de espacios y tiempos precisos para su surgimiento, el diseño de contextos de juego se convierte en posibilitador de representaciones y creaciones más amplias, e incide en las oportunidades que tienen los niños para jugar, por lo que “la trascendencia que tiene el ambiente en los procesos de desarrollo de la infancia hace pensar en la importancia de preparar condiciones idóneas para que estos se produzcan de la manera más adecuada posible” (Abad y Ruiz de Velasco, 2016, p. 38).

El juego presimbólico
El juego presimbólico se manifiesta antes de la conquista de la función simbólica que posibilita tomar distancia de la realidad para crear una situación imaginaria por medio de símbolos y significados, es decir, la construcción mental de imágenes y referentes simbólicos que permiten la permanencia psíquica de los objetos y los sujetos así estén ausentes. Sin embargo, las acciones que se desarrollan en el juego presimbólico también están cargadas de simbología, que es expresada por medio del propio cuerpo y las relaciones que los niños establecen a través de este con el espacio y los objetos.

De ahí que durante la vivencia del juego presimbólico se puedan distinguir acciones como: llenar y vaciar, aparecer y desaparecer, perseguir y ser perseguido, construir y destruir, alinear, apilar y poner al límite las conquistas motoras.
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Diseño de ambientes para el juego
El diseño de ambientes es “una construcción de escenarios con determinado tipo y disposición de objetos que [impulsan], [provocan] e [invitan] a la diversidad de acciones e interacciones” (Durán y Martín, 2016, p. 86), y que cuentan con una intencionalidad y un mensaje claros, que posibilitan transformaciones debido a su versatilidad. Por tal razón, es fundamental realizar una planificación
cuidadosa, en la que se reconozcan las posibilidades, acciones y relaciones que ofrece. Así, la selección de los objetos incide en los significados que se puedan construir.

Por lo anterior, se hace referencia a los ambientes para el juego como espacios físicos que al tener una transformación intencionada con objetos minuciosamente seleccionados y debidamente dispuestos,
contribuyen a desarrollar y crear diferentes tipos de juegos que tienen como características principales la espontaneidad y libertad.

Espacio-instalación
El espacio-instalación es la mezcla o suma entre los lugares físicos en los que los sujetos han encontrado la posibilidad de experimentar el placer lúdico y la instalación que permite de manera intencionada la vivencia del juego. En palabras de Abad (2014), es un “lugar para la acción y visibilidad del juego libre, con posibilidades de transformación, construcción y deconstrucción” (p. 81).

Entonces, el espacio-instalación reúne las posibilidades del espacio, su estructura física y lo que allí emerge, para dar paso a la creación de significados más amplios y potentes, pues este se encuentra siempre abierto a nuevas posibilidades dado su carácter permanente.

Fases de la propuesta

Como ya se mencionó, para poner en práctica la propuesta se construyó una ruta metodológica en tres fases: exploración, diseño e implementación. Cada una de estas se transversalizó mediante procesos de observación, escucha, registro escrito y fotográfico.

Fase de exploración: vivencia de experiencias de juego con objetos no estructurados
Esta fase se configuró por el diseño y puesta en escena de diez ambientes de juego con el propósito de hacer evidente las interacciones y acciones presimbólicas y simbólicas más recurrentes en los niños.

El diseño de los ambientes de juego se dio a partir de la selección y disposición de objetos no estructurados, ya que estos darían libertad para la manipulación, exploración y la creación de acontecimientos de juego. Los objetos protagonistas fueron: cajas, telas, pelotas, botellas y papel higiénico. En la vivencia en los ambientes de juego se hicieron evidentes acciones propias del juego presimbólico, como llenar y vaciar, aparecer y desaparecer, perseguir y ser perseguido, y así mismo acciones del juego simbólico, caracterizadas por el “hacer como si”.

Fase de diseño: el tránsito de los ambientes efímeros a los permanentes
Se constituye por la lectura e identificación de los lugares físicos a transformar, el diseño de los espacios-instalación y el aval por parte del equipo pedagógico de la institución.

Para ello, se partió del balance de las interacciones privilegiadas por los niños  y las posibilidades que encontraron en determinados lugares, como por ejemplo rincones, rampas, pasillos, mobiliario,
etc. Asimismo, se reconocieron las potencialidades de todos los espacios físicos, particularmente de aquellos que se encontraban en desuso y que dadas sus características se podían convertir o ser transformar en ambientes permanentes de juego.

Luego del diseño, se llevó a cabo una socialización con el equipo docente, en la cual se pusieron en consideración los bocetos diseñados con el fin de que estos no irrumpieran con las rutinas o los significados ya consolidados por los niños.

De este modo, y teniendo en cuenta criterios como pertinencia y aprovechamiento del lugar, sentido estético y armonización del mismo polisensorialidad y diversificación del espacio-instalación, versatilidad y posibilidades de juego,  seguridad del espacio-instalación y durabilidad y selección de los materiales, se definieron los espacios-instalación que serían dispuestos.

Fase de implementación: puesta en escena
Esta fase se consolidó por la disposición y apertura de los espacios-instalación para el disfrute y la vivencia de la acción de jugar de los niños en la institución.

Durante el proceso de transformación de los espacios, se diseñaron experiencias pedagógicas que apuntan a que los niños experimenten de cerca cada uno de los cambios que se van dando.

Los espacios-instalación dispuestos fueron: pista automotora, pared de encestar, pared sonora y torre de caja.
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Análisis reflexivo

Con la configuración de los análisis se pretendió hacer evidente aquello que había surgido con la disposición de los espacios- instalación. Para esto se plantearon preguntas como: ¿Qué se transformó del espacio? ¿Cómo se relacionaron los niños y niñas con los objetos? ¿Cómo jugaron los niños y niñas? ¿Cómo interactuaron entre pares? ¿Con quién jugaron? ¿Cuál fue el rol del maestro?

A propósito de estas se puede destacar que los primeros acercamientos de los niños y niñas estuvieron ligados a la exploración y manipulación. Las construcciones que allí surgían daban paso a la creación y el desarrollo de acciones de juego presimbólico y simbólico.

Los espacios-instalación se convirtieron en lugares de encuentro y, por tanto, en posibilitadores de reconocimiento del otro. Las formas como las maestras se asumieron en el espacio actuaron como un degradé, pues se hicieron manifiestos roles que abandonaban, dirigían o acompañaban.

Conclusiones

El desarrollo de la propuesta pedagógica permitió evidenciar la relación existente entre la práctica pedagógica y el ejercicio investigativo, pues mientras la práctica pedagógica se convierte en el escenario que posibilita el planteamiento del ejercicio investigativo, este último permite potenciar la apuesta educativa de la institución en la que tuvo lugar. Es preciso insistir en cómo esta relación fortalece el proceso investigativo en los maestros en formación. En este sentido, es posible reconocer como la Escuela Maternal es un escenario que brinda oportunidades para la investigación y formación de maestros, lo que dio cabida a desarrollar la presente propuesta y cumplir con los propósitos que la orientaron.

Fue así como la propuesta pedagógica permitió el posicionamiento del juego en un lugar privilegiado en la cotidianidad del escenario, al garantizar la existencia de espacios intencionados para la vivencia
de experiencias enriquecidas.

Sin embargo, es necesario señalar que dicho posicionamiento se efectuó como un proceso paulatino, es decir, que requirió de un tiempo en el que se hicieron presentes avances y retrocesos, estos últimos vistos como retos y oportunidades para mejorar.

En definitiva, consolidar la escuela como un territorio de juego implica no solo la adaptación de los espacios físicos de la institución, sino también la transformación de las miradas y concepciones que allí transitan, lo que incluye las perspectivas de todos los miembros de la comunidad educativa.

Referencias

Abad, J. (2014). El lenguaje corporal: simbología de las acciones en los espacios de juego. En P. Sarlé, E. Ivaldi y Hernández, L., Arte, educación y primera infancia: sentidos y experiencias (pp. 67-86). Madrid, España: Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Abad, J. y Ruiz de Velasco, A. (2016). Lugares de juego y encuentro para la infancia. Revista Iberoamericana de Educación, 71, 37-62.

Durán, S. y Martin, C. (2016). Diseño de ambientes para el juego: práctica y reflexión en educación infantil. Revista Latinoamericana de Educación Infantil, 5(1) 85-96.
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